Nota: Se recomienda leer los temas 11 y 12 después de leer este tema (página  2).

 

La pregunta sobre qué es lo que sucede después de la muerte ha sido formulada cientos de veces y muchas opiniones hay al respecto, dependiendo de la persona y sus creencias.

 

Ciertas personas piensan que después de la muerte no hay nada, simplemente nuestro cuerpo se termina y nuestra existencia también. Para otras personas, el hecho de apagarse y terminar les parece algo imposible. No entienden que su alma un día pueda desaparecer, que su « yo » se apague, estos piensas que hay algo mas, que nuestra alma es inmortal , que resucitamos y nos encarnamos en otras personas o que simplemente nos vamos a un lugar apacible.

 

Sin embargo la Biblia, el único libro que Dios nos dio para conocerle, nos muestra la realidad de la situación. Después de la muerte hay dos lugares que nos esperan: el Cielo o el Infierno. El ir a uno u otro lugar depende de nuestra relación y obediencia con Dios. 

 

El Cielo

 

Según la Biblia el Cielo es un lugar reservado simplemente para aquellos que son salvos y que han hecho la voluntad de Dios. No todos los que dicen que creen en Dios tienen reservado ese lugar, sino aquellos que hacen la voluntad de Dios  y tienen fe en Jesucristo. El acceso al Cielo es gratuito, Jesucristo ya pagó el precio por el acceso. No hay distinción de razas, de clases sociales, no hay prejuicios, no hay que pagar nada por acceder ni hay que  tener buenos contactos. 

 

La entrada al cielo es personal y no depende de terceras personas ni del dinero que tenemos en nuestra cuenta corriente. Simplemente con arrepentirnos de nuestros pecados, pedir perdón a Dios, clamando y teniendo fe en Jesucristo, seremos salvos. Tenemos pues que creer por fe y obedecer sus mandamientos. 

 

El infierno

 

Según la Biblia el infierno es un lugar de sufrimiento y constante, hecho para el diablo. Es el lugar adonde irán todos aquellos que sean desobedientes en práctica a los caminos de Dios y su palabra, y todos los que rechacen la obra redentora de Jesucristo. El infierno se puede definir como la antitesis del cielo. La paz eterna, el sonreír, la gloria, la satisfacción y la eterna felicidad serán convertidas en sufrimiento, tristeza, agonía, dolor, hambre, sed y desesperación por la eternidad. 

 

Conclusión 

 

Ambos lugares serán el destino de todos sin excepción (independientemente de nuestra religión o no religión). No hay escapatoria, una vez nuestra vida en la tierra se acaba, iremos a un lugar o al otro y no habrá vuelta a atrás, no podremos arrepentirnos de nuestros pecados ni tener fe en Jesucristo una vez hayamos muerto. De ahí la importancia de buscar a Dios ahora, de arrepentirnos de nuestros pecados y de entregar nuestra vida a Jesucristo para perdón de pecados y salvación de nuestra alma. 

 

Recordemos que el cristianismo se diferencia  de todas las demás religiones por el hecho de que la salvación no se gana por las obras hechas en este mundo. Nuestra recompensa después de la muerte no estará basada en las obras que hayamos o no hecho sino en el arrepentimiento de nuestros pecados, el perdón y la fe en Jesucristo. Una vez estas tres variantes se cumplan, nosotros como cristianos actuaremos en consecuencia y nuestras obras no reflejaran más que nuestro arrepentimiento y seguimiento de la voluntad de Dios.